[1] Además, su popularización en Europa fue rápida, ya que Edison no se interesó en buscar patentes, y cuando el público hubo conocido su creación, comenzaron a aparecer numerosas copias.
A continuación, en 1895, Edison introdujo el quinetófono, que se unió al quinetoscopio con un fonógrafo de cilindro.
Asignó la tarea del nuevo diseño a Laurie Dickson, y decidió llamar a "su" invento "quinetoscopio" (kinetoscope), como resultado de la combinación de las palabras griegas kineto (movimiento) y scopos (ver).
El visor individual se ponía en marcha introduciéndole una moneda que activaba el motor eléctrico y ofrecía una visualización de unos 20 segundos.
[3] El historiador David Robinson dijo: "El quinetófono no hizo ningún intento de sincronización.
El espectador escuchó el fonógrafo a través de tubos ocultos en el gabinete, que interpretaban música u otros sonidos".
El historiador Douglas Gomery coincide, "[Edison] no intentó sincronizar el sonido y la imagen".
Estos no funcionaban de forma sincronizada más que la imagen encendida cuando mirabas, y apagada cuando estaba parado''.