Se dedicó a la consultoría desde la óptica particular de la ingeniería social.
El banco lo rechazó por sus antecedentes penales y Mitnick falsificó un balance general del banco donde se mostraban pérdidas por 400 millones de dólares y trató de enviarlo por la red.
Ese mismo año inició el escándalo que lo lanzó a la fama.
El personal de seguridad de Digital se dio cuenta inmediatamente del ataque y dieron aviso al FBI, y comenzaron a rastrear a los crackers.
Este caso produjo revuelo en los Estados Unidos, no solo por el hecho delictivo sino por la táctica que utilizó la defensa.
Durante su tratamiento le fue prohibido tocar una computadora o un módem, y llegó a perder más de 45 kilos.
En 1992, y tras concluir su programa, Mitnick comenzó a trabajar en una agencia de detectives.
De esta manera podría cometer sus fechorías y no estar atado a ningún lugar fijo.
Shimomura se propuso como orgullo personal atrapar al cracker que había invadido su privacidad.
Shimomura se reunió con el gerente de The Well y con un técnico de Sprint, y descubrieron que Mitnick había creado un número móvil fantasma para acceder el sistema.
Mitnick había invadido otra vez el sistema de InterNex, había creado una cuenta de nombre Nancy borrando una con el nombre Bob, y había cambiado varias claves de seguridad incluyendo la del experto y la del gerente del sistema que posee los privilegios más altos.
Shimomura se comunicó con el FBI y éstos enviaron un grupo de rastreo por radio.
Shimomura envió el mensaje varias veces por equivocación y el encargado interpretó que Mitnick ya había sido arrestado, adelantándose a realizar una copia de respaldo de todo el material que Mitnick había almacenado en Netcom como evidencia y borrando las versiones almacenadas por Mitnick.
Se acercaron lentamente hasta la entrada del apartamento de Mitnick y anunciaron su presencia; si no les abrían la puerta en cinco segundos la echarían abajo.
Mitnick abrió la puerta con toda calma y el FBI procedió a arrestarlo y a decomisar todo el material pertinente: discos, ordenador, teléfonos móviles, manuales, etc. De regreso a su hotel, Shimomura decide comprobar el contestador telefónico de su residencia en San Diego.
Tras su puesta en libertad en 2002, Kevin Mitnick se dedicó a la consultoría y el asesoramiento en materia de seguridad, a través de su compañía Mitnick Security, anteriormente llamada Defensive Thinking.
Otra novela algo menos conocida es The Fugitive Game, escrita por Jonathan Littman.
En ella también se narran los hechos acontecidos los últimos años antes de su arresto, aunque desde una perspectiva más intimista y no tan enfocada al autoelogio por parte de los captores como la anterior.