Aquel que obtiene el kevala jñāna se conoce como kevalin (केवलिन्) (omnisciente)[3]y es arhat (digno de culto).
[4] El jainismo describe doce pasos que conducen a liberarse de estos Karmas.
[4] Una vez eliminadas estas ataduras kármicas, se asciende a un decimotercer peldaño en el que se es un omnisciente vivo que permanece imperturbable y muestra una absoluta ecuanimidad, sin ningún karma en su alma (jiva).
existen algunas diferencias entre digambaras y svetambaras respecto al estado de aquellos que logran esta omnisciencia.
Dentro del jainismo, en una postura radical, llega afirmarse que incluso la vida monástica resulta una distracción para aquellos próximos a alcanzar el kevala jñāna.