En octubre de 1938 fue anexionada por Polonia, junto con toda la región conocida como Zaolzie y durante la Segunda Guerra Mundial fue una parte de la Alemania nazi.
A esta unión de ciudades se la llamó Karviná.
Fryštát se convirtió en un centro histórico de esta ciudad industrial.
El período después de la guerra se caracteriza por la orientación económica hacia la industria pesada.
Karviná es también un importante centro cultural y educativo para la minoría polaca de la República Checa.