Este suceso descompensó el delicado equilibrio psíquico de Johana, que se encerró en su casa, tejiendo vestidos para su hija muerta.La joven escritora se enamoró de esa zona rural y desde entonces viviría allí varios meses al año, sirviéndose de sus personajes, ambientes y giros lingüísticos como material para sus obras.En esa tarea, Světlá se convirtió en mentora de la joven Eliška Krásnohorská, que llegaría a ser directora del suplemento.En 1878 se quedó prácticamente ciega, y desde entonces tuvo que dictar sus escritos a su sobrina.Karolina Světlá publicó en 1874 sus memorias con el título Upominky (Recuerdos), donde describe la vida de una familia praguense típica en los años treinta y cuarenta del siglo XIX.
La granja Antošův de Světlá pod Jěstědem, escenario de
Novela de Aldea
, donde hoy funciona un restaurante
Monumento a Karolina Světlá en Světlá pod Ještědem