Dirigió varios teatros y compañías teatrales en el norte de Alemania, interviniendo a veces también como actor.
Bien dotado económicamente, su padre le envió en 1790 a Estocolmo, donde se integró en la corte del rey Gustavo III de Suecia.
Mantuvo su propia compañía con famosos actores como August Wilhelm Iffland, Ferdinand Eßlair y Friederike Bethmann-Unzelmann, a los que pagaba sus cuantiosos honorarios.
Su situación financiera se deterioró gravemente debido a su desaforada prodigalidad, de tal manera que su familia lo incapacitó judicialmente en 1808.
La quiebra subsiguiente se llevó por delante en 1816 los bienes de la familia en Remplin y en Mecklenburgo, que perdieron para siempre.
En 1813 Karl von Hahn se fue a Rusia, tomando parte en 1813 y 1814 en la guerra de liberación contra el ejército napoleónico.
Contrató a los mejores actores y cantantes, por lo que el teatro de la ciudad vivió una brillante pero corta etapa.