Durante su niñez tuvo estadías en el área del Rin, Estrasburgo, Bruselas y Hamburgo donde el interés por la política de su padre lo puso en contacto con las ideas de la revolución francesa.
A los 14 años experimentó la muerte de su padre en Hamburgo tras una corta enfermedad.
Esto le permitió conocer desde temprana edad a jóvenes personajes de su época, algunos ya famosos, como: Adelbert von Chamisso, Justinus Kerner, Friedrich de la Motte Fouqué, Ludwig Uhland y numerosos otros poetas del romanticismo.
Ludmilla Assing dejó como herencia todos estos manuscritos, libros y dibujos, a la Biblioteca Real de Berlín.
Durante la Segunda Guerra Mundial los documentos fueron almacenados para su protección en Silesia.