Su nombre kāma significa ‘deseo sexual’ (según algunos monjes hindúes: ‘lujuria’, más peyorativo) y deva: ‘dios’.
Su compañera es la primavera (con sus símbolos: un cucú, un loro, abejas, y la brisa suave).
Kandarpa disparó sus invisibles dardos de deseo contra Śivá para interrumpir su meditación y permitir que Pārvatī se ganara su atención.
Se enfureció, abrió su terrible tercer ojo y con una sola encendida mirada prendió fuego a Kandarpa.
La calamidad no era sólo personal, ya que la aniquilación de Kāma (el deseo sexual), provocaría que el mundo se volviera frígido y nunca más se regenerara.