Las particularidades petrográficas y las coacciones tectónicas han dado la “masa” que habría sido moldeada por los procesos naturales exógenos (véase capítulo de geología).Al final del dryas más reciente, hace unos 10 ka AP, los glaciares se retiraron para alcanzar más o menos la posición que hoy tienen; desde entonces oscilan al interior de una horquilla, la cual debe ser considerada como mínima a escala plurimilenaria.Sin embargo los glaciares ya han vivido épocas en las cuales tuvieron una extensión menor a la que tienen ahora.La cara norte del Eiger es una pared vertical de 1500 m, mítica en el alpinismo por su extrema dificultad y el gran número de escaladores muertos en ella, incluyendo a los aragoneses Alberto Rabadá y Ernesto Navarro en 1963.Durante la orogénesis alpina, que tuvo lugar en el período terciario hace unos 20 a 40 millones de años, el macizo del Aar sufrió importantes compresiones, algunas brechas y ligeros metamorfismos, pero no estuvo dislocado por la formación de napas, como lo habrían sido los macizos vecinos.Debido a la compresión alpina, una sujeción siempre activa y la fuerte erosión, el macizo del Aar muestra hoy un relieve accidentado característico de una montaña joven, con cimas que sobrepasan a veces los 4000 m de altura.Las rocas presentes sobre el sitio pueden ser clasificadas grosso modo en: viejos cristalinos, granitos y sedimentos de caliza, estos últimos limitados a la periferia del macizo.Son esas rocas las que constituyen todos los cuatro miles de la región: la Jungfrau, el Mönch, el Aletschhorn, el Fieschhorn, el Grünhorn y el Finsteraarhorn, la cima más alta del sitio.Los granitos del sitio están dispuestos en grandes lamas paralelas separadas por zonas de gneis.Este granito ha dado lugar a la formación de magníficas montañas como el Bietschhorn, el Nesthorn, el Löschentaler Breithorn, el Schinhorn y el Fusshörner.La mayor parte de esta cobertura sedimentaria se alisó hacia el norte durante la orogénesis alpina, creando así las napas helvéticas.Del lado valaisano, el clima es sub-continental en alturas bajas y medias, gracias a la protección de los Alpes berneses al norte y los Alpes peninos al sur, con precipitaciones anuales de 758 mm en Brig.En la antigüedad otras actividades habían sido practicadas, aunque han cesado desde hace tiempos; la más importante era la minería.Minerales de hierro eran extraídos desde comienzos del siglo XVIII en Trachsellauenen, en el Hintere Lauterbrunnental, aunque la explotación fue abandonada en 1805.Las directivas van en general en sentido de una economía alpestre durable, pero la explotación se encuentra más bien en declive.El conjunto del sitio, hace objeto, en diversos grados de búsquedas en disciplinas muy variadas como la geología, la glaciología, la geomorfología, la botánica, la zoología o el turismo.Si el interés fue primero por la naturaleza artística o científica, la situación evolucionó durante el siglo XIX.A finales del siglo XIX, todas las principales montañas de la región fueron escaladas, comenzando por la Jungfrau en 1811, y terminando por el Fieschhorn en 1885.Es durante el primer período que es construido el ferrocarril de la Jungfrau, concebido en un principio para funcionar con energía eléctrica.A diferencia de los alrededores, el sitio (Jungfrau-Aletsch-Bietschhorn) es solo accesible por carretera y teleférico hasta su perímetro.Sobre los dos sustratos de rocas cristalinas y carbonizadas, varios ecosistemas han evolucionado sin la intervención del hombre.La delimitación del lugar está pensada para hacer innecesaria cualquier tipo de barrera artificial.La construcción de nuevas infraestructuras está prohibida, por lo que aún ningún tapón es necesario en la zona.La eliminación de materias fecales implica un gran problema en las cabañas que son muy frecuentadas.El sitio no se presta tampoco para los deportes de moda como el kayak o la bicicleta todo terreno.El recalentamiento climático global que se manifiesta desde mediados del siglo XIX es un fenómeno conocido.Este fenómeno está acompañado por la retirada general de los glaciares a escala mundial, por lo que también es observable en el sitio.Estos fenómenos podrían alcanzar algunas construcciones e instalaciones situadas tanto al interior como al exterior del sitio, además habría que cambiar el régimen hídrico, ya que la mayor parte del agua consumida en la región proviene de los glaciares.Estas transformaciones escapan a cualquier mesura de planificación, ya que el fenómeno es global.En el peor de los casos la naturaleza no sería destruida, sino modificada, aunque el sitio podría perder el valor que hoy reviste.