Se practica entre dos jugadores que, sin llegar a hacer contacto con el cuerpo del adversario, realizan un combate con palos.
Cuando dos canarios se desafiaban a duelo, iban al lugar señalado para ello, que era una plazoleta alta, que en cada extremo tenía una piedra llana, grande tan sólo cuanto podía mantenerse encima de ella un hombre de pie.
Y sobre todo, cabe destacar la labor de rescate que ha hecho Jorge Domínguez, quien más publicaciones ha escrito sobre el Garrote Canario.
En Canarias, se imparte gracias a la labor de Jorge Domínguez, que en 1993, terminó por recuperar sus técnicas en Cuba.
Respecto al otro palo chico canario que pervive en Sudamérica, no podemos afirmar sin equivocarnos que su origen sea canario, más cuando sus actuales jugadores no quieren reconocerles ningún origen sino el venezolano, el garrote venezolano o garrote larence.