Juan de Zúñiga Avellaneda y Velasco

Su hijo Luis, un año menor que el príncipe Felipe, se convierte en el mejor compañero de la niñez y travesuras del príncipe Felipe.Juan lo reclamó para educarlo él y la suegra se lo envió con la condición de que no lo azotase.[12]​ Juan le inculcó a Felipe el autodominio y la autodisciplina.Felipe se acostumbró a ocultar sus sentimientos y contener sus emociones.[16]​ En agosto de 1535 se enferma el príncipe Felipe y sufre fiebres continuas.Los médicos dispusieron que el príncipe Felipe lo tomara y en adelante lo hiciera ella todos los días.Estefanía contaba en sus cartas a su madre, la condesa de Palamós, que les daba a sus hijos “cada semana el jarabe de costumbre y dos veces aceite con azúcar”.[17]​ El príncipe Felipe mostraba más afecto exterior a Juan y Estefanía, que a su madre, la emperatriz Isabel, “con la cual era más seco” como se contaba por cartas en la Corte, porque la emperatriz Isabel era muy severa.Juan y el Príncipe Felipe van a menudo de caza.La correspondencia entre Juan de Zúñiga y el Emperador se intensifica en este tiempo.[21]​ En la Corte se dice: “El emperador es muy amigo de don Juan y le distingue mucho, haciéndolo sentar en su presencia, delante de otros Grandes, charla continuamente con él”.[24]​ Su esposa Estefanía se convierte en la segunda madre del príncipe Felipe.La familia Zúñiga y Requeséns pasan unos días en Barcelona en su palacio menor en noviembre de 1542.Felipe II debe acatar sus Instrucciones, las cuales el emperador las había redactado a lo largo de los últimos tiempos.Las cartas con las instrucciones fueron firmadas por Carlos V en Palamós, antes de su embarque en Barcelona.”He mandado a don Juan de Zúñiga que, aunque te enojes, no deje de hacer todo lo que he mandado, para advertirte lo dispuesto por mí”.A Juan de Zúñiga lo caracteriza como caballero íntegro, que se exaltaba fácilmente, de absoluta honradez, y a quien debía Felipe en sus asuntos privados fiarse de él y le manda se entregue a su dirección por completo.Además le escribe "he mandado a dicho señor que, aunque se enoje su hijo, no deje de hacer todo lo que le ha mandado, para advertirle lo dispuesto por él".[34]​[35]​ El emperador Carlos V nombra los miembros del Consejo Real y del Consejo de Estado, que han de ayudar al príncipe Felipe en su gobierno.[39]​ Juan se interesa mucho que el Príncipe don Felipe aprenda bien latín, como le escribe al Emperador:... “porque lo tengo por parte muy principal en un Príncipe ser buen latino, así para saberse regir a sí como a otros y especialmente quien espera tener debajo de sí tanta diferencia de lenguas, es bien saberla en general, por no obligarse a saberlas todas”.[40]​ Juan reprendía con libertad los defectos del príncipe Felipe y de alguna vez se hubo de lamentar ante su padre el emperador, pero éste le respondió; “si él obra llanamente con vos, es por el cariño que os tiene, si os halagara y se atuviera sólo a ceder a vuestros caprichos, sería como todo el resto de la humanidad”.[43]​ A la muerte de la princesa María Manuela de Portugal, a consecuencias del mal parto y nacimiento del príncipe Carlos acaecida el 12 de julio de 1545, acompaña al príncipe Felipe a las honras fúnebres celebradas en Valladolid y a su retiro en el monasterio del Abrojo, donde permanecen casi un mes.Los restos fúnebres de la familia Zúñiga y Requeséns se encuentran enterrados en la capilla del palacio menor, que fue fundada por los Templarios.