Juan de Vega

[7]​ De allí pasó como embajador a Roma, en los Estados Pontificios, donde conoció a Santo Ignacio de Loyola.

En 1547 llegó a Sicilia para hacerse cargo del virreinato, donde adquirió fama de autoritario, riguroso y estricto.

Para una mejor lucha contra las incursiones de la Piratería berberisca, tuvo el mérito, después el rivelo (censo) de 1549, de establecer una Nuova Militia (Nueva Milicia) con la tarea de gestionar la vigilancia costera y actuar en caso de aterrizaje pirata, que consistía en nueve mil infantería desmontada, y aún mil seiscientos jinetes.

El sistema defensivo fue organizado en diez sergenzie con funciones administrativas y militares, y cada sergenzia fue mandada por un sargento.

[10]​ A su regreso a España, en 1557 fue nombrado presidente del Consejo de Castilla, en cuya dignidad falleció al año siguiente.