Juan de Arguijo

En su tertulia solía leer cuentos, que recogió el poeta sevillano Antonio Ortiz Melgarejo y editó Antonio Paz y Mellá en uno de los volúmenes de Sales españolas o agudezas del ingenio nacional (1902).En sus poemas suele aparecer bajo el sobrenombre poético de Arcición.Reaccionó contra el culteranismo que sedujo a la mayoría de sus contemporáneos, pertenecientes también a la escuela sevillana, oponiendo a dicha estética el clasicismo y la erudición arqueológica, por lo que su poesía aparece a los criterios actuales demasiado culta y fría, si bien goza de una gran perfección formal y equilibrio, que lucen su virtud en sonetos perfectos como La constancia.De inspiración fundamentalmente clásica, académica y formal, seguidora del arte frente a la espontaneidad, pertenece a ese grupo de melancólicos poetas sevillanos que cantan a las ruinas, como Rodrigo Caro, que fue discípulo suyo.El equilibrio, la perfección formal, la temática clásica y la estética de Arguijo le constituyeron en el siglo XVIII como uno de los modelos de la literatura del Neoclasicismo junto a los escritores renacentistas del siglo XVI.
Asamblea de los dioses del Olimpo (1601), atribuida a Alonso Vázquez , techo de la casa sevillana de Juan de Arguijo.