En Avilés vivió hasta los diez años, pues en 1874 se traslada a Oviedo con su familia.
Un año más tarde se ganó una sección propia en el periódico La Libertad, titulada «Parola», donde escribía bajo el pseudónimo de «Miquis».
Hizo amistad con Clarín, que le aconsejó irse a Madrid en busca del triunfo.
Siguió utilizando el pseudónimo de «Miquis», aunque lo alternaba con su propio apellido y un sobrenombre nuevo, «Madrid», con los que obtuvo reconocimiento.
Ese mismo año publicó su primera novela, Su amado discípulo, que tuvo buena acogida por parte de la crítica.