El emperador Fernando III de Habsburgo le eligió como confesor de sus hijos Leopoldo y Mariana.
[1] Acompañó a la archiduquesa Mariana de Austria, en calidad de confesor, cuando esta vino a España a casarse con Felipe IV (1649).
A la muerte del rey, la reina viuda Mariana quedó como regente del reino durante la minoría de edad de Carlos II,[2] nombrándole Inquisidor general (1666), cargo que le permitió entrar en la Junta de Regencia, convirtiéndose en el personaje más influyente de la Corte.
A partir de esa fecha actuó en la práctica como un primer ministro.
[3] Tras su destitución, Nithard fue nombrado embajador extraordinario en Roma, obispo de Agrigento, y más tarde arzobispo titular de Edesa, obtuvo el capelo cardenalicio en 1672 por el papa Clemente X.