Juan Esteban Vasco

Su incansable actividad, su arrojo y su fraterna lealtad a Rodríguez Suárez lo señalarán como el mejor colaborador que tuvo el capitán extremeño.

Este enfrentamiento entre los dos caudillos iba a causarle serios problemas al extremeño.

Cuando se ha fundado Mérida, cinco o seis días después, y por encargo de Rodríguez Suárez, Juan Esteban y otros dos salen para Bogotá a informar a la Real Audiencia de la reciente acción fundadora, pero en Pamplona son detenidos estos emisarios y conducidos presos por orden del influyente Juan de Maldonado.

Los días pasan, la tensión aumenta, las intrigas se agudizan, las acusaciones se oficializan, la condena a muerte se baraja, las autoridades no prestan oídos a sus justas apelaciones... y los presos no están dispuestos a dejarse cortar la cabeza por el simple hecho de haber fundado una ciudad sin tener licencia para ello.

Ante tal desprendido comportamiento conquistador y las dotes castrenses que le adornaban, la Real Audiencia hizo la vista gorda y al bravo soldado nunca más le reclamaron su osadía de evadirse de la cárcel bogotana, ni lo molestaron por haber ayudado a evadirse aquel bravo capitán, Rodríguez Suárez, que murió en defensa de los intereses de la Corona.. Avecindado definitivamente en el poblado neogranadino de La Palma, y como próspero encomendero, allí casó con la extremeña Beatriz de Saldaña y tuvieron dos hijos: Francisco e Isabel Ortiz Vasco que perpetuaron la raza extremeña en las tierras colombianas.