José de Maturana

Desde muy joven se dedicó al periodismo y a la propaganda de los ideales anarquistas.José de Maturana dignificó el repertorio del teatro argentino con piezas que le valieron, sino prolongados éxitos, inteligentes aplausos.Más alto nivel marcaron sus obras El campo alegre y La flor del trigo, en las cuales alentaba ya el soplo de la poesía eglógica que inspiró más tarde los dramas en verso La flor silvestre y Canción de invierno.Ricardo Rojas lo recordaba así años después de su muerte: su silueta romántica: los ojos negros siempre absortos, las descarnadas manos siempre gesticulantes, la corbata oscura y suelta, como el cabello que ponía un halo de ensueño a su ancha frente pálida.[2]​Álvaro Yunque lo consideraba uno de los tres principales poetas del anarquismo, junto a Roberto Ghiraldo y Federico Gutiérrez.