José Quiñones de León

Su vida diplomática, propiamente dicha, se inició como agregado (en París, naturalmente) a las órdenes del célebre embajador Fernando León y Castillo.

Asimismo desarrolló en la Sociedad de Naciones un importante papel al conseguir para España un lugar semi-permanente en el Consejo.

En este sentido, Quiñones de León visitaba con frecuencia en su hotel al líder monárquico José Calvo Sotelo, también exiliado en París.

Según Ángel Viñas, el exrey «en ciertos momentos, pasó por dificultades pecuniarias para mantener su tren de vida y sus amantes».

[1]​ Ya en los meses preliminares a la guerra civil española entró de nuevo, con plena actividad, en la escena política y diplomática.

Retrato de Quiñones de León publicado en 1926