En ese tiempo, el mejor de mi vida, se produce mi cuento donde hay algunos nombres - Juan, Ramón, Félix, Julián y Ercilia, mi dulce hermana - ; las ruinas de un iglesia que nunca llegó a techarse, una laguna llena de sanguijuelas chupadoras, un campo con pechirrojos, un tren que pasa y una mariposa que deposita en mi corazón el huevecillo que se resolvería después en verso un poco triste.
Mi padre, Don Gaspar, era menudo, nervioso, dominante y gran trabajador.
Casi siempre mi padre se dormía sobre la mesa grande, tan cansado estaba.
Yo aprovechaba para irme a dormir y hacia la noche me despertaba para llorar.
Me curaron con una tijera abierta, puesta por Ercilia debajo de mi cama.
Contábame ella después que aquella noche temblaba como una hoja.
A los veinte años aparece la mujer, una sola en mi vida.
” He publicado doce libros de versos, donde el hombre en quien creo y a quien amo, participa de mi emoción y domina sobre el paisaje.