En 1929 es becado en Alemania y Checoeslovaquia; producto de esa estancia fueron cuatro publicaciones.
Durante la guerra fue un colaborador constante de Negrín y su secretario particular en el contexto político.
En general, la labor realizada por los exiliados españoles en los diferentes laboratorios mexicanos aportaron un sustrato científico industrial que contribuyó a la estabilización de la investigación científica del país.
García-Valdecasas escribió Raíces de la actividad mental, obra particularmente atractiva, porque el autor se adelanta a su tiempo al abordar temas que en la actualidad ocupan las mesas de discusión, por ejemplo, la dualidad mente-cerebro, la creatividad y las emociones, reflexiones éticas y filosóficas inherentes a las neurociencias, los procesos cerebrales relativos a la percepción y su respuesta motora.
Fue íntimo amigo de Severo Ochoa y su compañero desde la infancia; ambos estuvieron al mismo tiempo en el laboratorio en la Residencia.