Era cazador de osos y se dio a conocer en la tercera guerra carlista, cuando comandó varios grupos de soldados.
[1] Fue nombrado teniente coronel organizando el primer batallón ligero de Asturias.
Al frente de sus voluntarios, realizó victoriosas incursiones por toda Asturias, y la parte norte de León.
[3] Al caer, fue sucedido por Melchor Valdés-Hevia como comandante en jefe del carlismo en la Montaña Central Asturiana, pero el movimiento insurrecto quedó muy debilitado.
En 1934 tradicionalistas ovetenses compusieron un poema loando sus hazañas, en algunos de cuyos versos decía: las mozas están llorando y hasta el tren que va a la fábrica silva más triste y más largo, en el fondo de las minas las candelas se apagaron y el Caudal, desde los montes,