Esparza ganó sus partidos por tanteos muy abultados frente a los representantes de Uruguay y Francia, que fueron los otros únicos países que enviaron representación a San Sebastián en esa misma modalidad.
Esparza se había proclamado campeón de España aficionado en 1951, pero había perdido el título en 1952, antes del Mundial, frente a un joven alavés de 18 años apodado Ogueta.
El pique entre Ogueta y Esparza por dilucidar cual de los dos era realmente el mejor y por tanto el auténtico número uno aficionado del mundo, motivo un desafío manomanista en noviembre de ese mismo año entre los dos pelotaris.
[1] Tras su exitoso paso por el campo aficionado, Esparza dio el salto al campo profesional en 1953, pero no llegó a cumplir las expectativas que había creado en su etapa como aficionado.
Llegó a participar por primera vez en 1955 en el Campeonato Manomanista de Segunda Categoría siendo el primer pelotari navarro en hacerlo, campeonato en el que se inscribió durante varios años pero sin excesivo éxito.