Desde joven se dedicó al humor, y en sus filmes trabajó también haciendo una dupla cómica memorable junto a Alberto Olmedo.
En 1958, Jorge Porcel estaba realizando imitaciones en un restaurante del porteño barrio de Barracas cuando fue descubierto por el popular animador uruguayo Juan Carlos Mareco, quien lo recomendó al año siguiente para el programa de radio La revista dislocada.
En este histórico programa, creado por Délfor Dicásolo, tuvo como compañeros, entre otros, a Carlitos Balá, Mario Sapag, Nelly Beltrán y Raúl Rossi.
Su debut en la pantalla grande fue en 1962 con Disloque en Mar del Plata, pero su primer protagónico lo obtuvo en 1964 con la película El gordo Villanueva.
Eran habituales las colaboraciones de los mismos actores invitados con papeles secundarios de diverso estilo, tales como Javier Portales, Mario Sánchez, Adolfo García Grau, Tincho Zabala, Moria Casán y Susana Giménez, con las que departieron en varias cintas.
La temática era diversa pero en general se caracterizaban por ser comedias livianas, con un alto contenido sexual (algunos semi desnudos femeninos) y dirigidas a un público adulto.
Sin embargo, filma con la dirección habitual de Enrique Carreras la última película que realizaría en Argentina, llamada El profesor punk.
En 1969 integró la mítica formación de El botón, de Gerardo y Hugo Sofovich, compartiendo elenco con Alberto Olmedo, Fidel Pintos, Juan Carlos Altavista, Haydeé Padilla, Mario Sapag, Tristán, Adolfo García Grau, Ernesto Bianco, Jorge Salcedo, Pepe Soriano, Javier Portales, María Rosa Fugazot, Dorys del Valle, Gogó Andreu, Carmen Morales, Mabel Manzotti y Vicente La Russa.
En 1972 se incorporó a la mesa de Polémica en el bar, de Gerardo Sofovich, junto a otros actores como Javier Portales, Fidel Pintos, Juan Carlos Altavista y Adolfo García Grau.
Otros personajes habituales eran su novia y su perro Banana, que tenía su propia historieta.
En 1993 participó de la famosa película Carlito's Way, como parte del elenco encabezado por el actor Al Pacino.
Sus restos fueron velados en los Estados Unidos y luego trasladados a Argentina para su inhumación en el cementerio de la Chacarita.
Se lo había puesto Gerardo Sofovich, calificándolo como "lo más grande que tenía Buenos Aires".