Tras dedicarse por veinticinco años a la actuación, sobre todo en la comedia ligera, llegó al cine en 1910, cuando fue contratado por los estudios Vitagraph Studios.
En los siguientes cinco años aparecería en unos 260 cortometrajes donde desarrolló una serie llamada popularmente Bunnyfinches o Bunnygraphs, nombre que reúne el suyo junto al de su compañera cinematográfica, Flora Finch.
Conoció una rápida popularidad, lo que lo convirtió en una de las primeras estrellas (si no la primera de todas) del cine mudo estadounidense.
Era un humor de situación, en el entorno doméstico, educado y respetable, que contrastaba con los contemporáneos cortos "slapstick" de humor más vulgar, basado en payasadas y trompazos.
Sin embargo, fue completamente olvidado por las generaciones posteriores, tanto por el público como por la crítica cinematográfica.