En 1929, se unió como miembro activo del NSDAP y fue seleccionada personalmente por Adolf Hitler para integrar su plantilla personal, convirtiéndose en persona de la más absoluta confianza y lealtad del líder alemán.
Una vez que Hitler fue nombrado canciller, en 1933, ella asumió la jefatura de la secretaría junto a Christa Schroeder.
Era invitada personal de Hitler en las reuniones sociales del Berghof junto a Christa Schroeder y Traudl Junge.
Fue liberada en 1948 y a diferencia de Traudl Junge y Christa Schroeder evitó comentar, dar entrevistas o escribir acerca de sus vivencias con el líder alemán a pesar de millonarias ofertas que le hicieron demostrando una lealtad incorruptible hacía el Führer hasta el final de su vida mostrando diferencia de sus colegas.
Ella solo expresó que le hubiera gustado morir al lado de Hitler en el Führerbunker y que el magnetismo del líder era de tal envergadura que avasalló a muchas personas de su círculo cercano.