Recibió su primera educación en la escuela del Presbítero Francisco Antonio Márquez; seguidamente se enroló en el ejército con el fin de luchar por la filosofía libertadora.
Siendo muy joven se distinguió como abanderado de la independencia y se unió a las fuerzas del general José Francisco Morazán Quezada, siguiendo su filosofía contra las ideas conservadoras que regían a Centro América.
Debido al valor y madurez mostrado, con 29 años de edad le fue otorgado la Jefatura del Estado en 1825, cargo que no aceptó, mencionando que no había sido elegido por el pueblo, sino por la Asamblea.
Durante su gobierno se impulsó el desarrollo del país, se abrieron concesiones de empresas mineras, amplió el derecho a las libertades civiles y redujo la deuda pública, contraída mediante empréstitos, y fomentó la educación.
[5] El gobierno restableció el orden y más tarde decretó una amnistía a los insurrectos, exceptuando de ella a los que instigaron los conatos, mismos que fueron tomados como ejemplo por el pueblo de Olancho para su primer levantamiento en 1838.