Estudió en Lisboa (Colegio Campolide) y en la Universidad de Lovaina (Bélgica).
Después abandonó su actividad como ingeniero y se dedicó plenamente al oficio de escritor.
Comenzó a escribir piezas cortas de un solo acto ya en la escuela secundaria (O Diabo, Nobreza y Bernarda no Olimpo).
En palabras del crítico teatral, Luiz Francisco Rebello, la obra «sentó las bases para una animada galería de criaturas reales, capturadas en la diversidad de sus temperamentos, las obsesiones y los afectos».
En 1898, estrenó con éxito el folletín A Rosa Enjeitada, obra adaptada en 1929 para opereta.