El lugar era dedicado a "Xiloléote", deidad protectora de la inflorescencia del maíz.
Fue poblado indígena de gran importancia que comprendía 22 pueblos, consumidos por una peste.
Hacia 1820 los insurgentes llegaban con frecuencia al poblado y cometían toda clase de excesos.
Aconsejados por el párroco, los indígenas les dieron muerte con piedras, palos y machetes en una de sus incursiones.
Posteriormente un numeroso grupo de insurgentes mató a todos los que vivían en el poblado.