Compartió autoría con Francisco García Muñoz desde sus años juveniles en todas las Canciones Sanjuaneras y la larga amistad que les unió les llevó a colaborar en otras composiciones.
Declarados Hijos Predilectos de la Ciudad, se les dedicó en vida dos calles del municipio y, por suscripción popular, se levantó en su honor en 1989 un monumento con sus bustos en la Alameda de Cervantes junto al Árbol de la Música.
Hasta su difusión en el siglo XX, en San Juan se cantaban coplas populares.
En 1932, el compositor Francisco García Muñoz y el letrista Jesús Hernández de la Iglesia empiezan a crear la banda sonora de las fiestas con la canción Viva el jurao, cuyas estrofas acabarían integrándose en el pasodoble La Saca, de 1944.
[3] Pasada la guerra, los dos músicos van añadiendo casi todos los años una creación hasta que en 1965 suman ya 26 canciones, la mayoría pasodobles, aunque entre los ritmos también hay valses y jotas, que hablan de las fiestas y sus días.