En 1915 ingresó en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.
En 1935 obtuvo el Premio Joan Crexells con Una dona s'atura al camí.
Su tarea como historiador, facilitada por el acceso privilegiado a los fondos documentales (hace falta decir que a partir del año 1950 fue nombrado Inspector de los Archivos de la zona de Levante, lo que le permitió el acceso a los archivos catalanes, valencianos y de Baleares), se centró en la Baja Edad Media.
Publicó una numerosa serie de artículos en revistas especializadas.
En el terreno histórico trasladó su faceta literaria para hacer biografías y narraciones de hechos históricos de forma que podían ser leídos como una novela pero con todo el rigor.