Jerónimo de Prado

Cuando se encontraba en la casa profesa de Sevilla, en 1591, Prado preparó sus comentarios al profeta Ezequiel.Prado no llegó a completar la tarea requerida pues murió en 1595, dejándola inconclusa en el capítulo 26, por la que tuvo que completarla Villalpando en solitario, dejando constancia de sus amplísimos conocimientos sobre arquitectura.La obra fue muy bien aceptada, incluso, por los protestantes, que la consideraron todo un hito en la historia de la exégesis.La parte mejor aceptada fue la que correspondía a las aportaciones arquitectónicas de Villalpando sobre el Templo.Villalpando se mostró más teórico que práctico, a pesar de que en su comentario a Ezequiel mostró un fuerte espíritu crítico (capítulos 27 al 39).