Jeffrey C. Alexander

En 2004, ganó el Premio Clifford Geertz al Mejor Artículo en Sociología Cultural y en 2008, ganó el Premio Mary Douglas al Mejor Libro en Sociología Cultural.[4]​ Los alumnos notables de Jeffrey Alexander incluyen a Ronald Jacobs,[5]​ Philip Smith,[6]​ Isaac Reed,[7]​ Matthew Norton,[8]​ y Elizabeth Breese.Este último, ha sido ampliamente usado en las escuelas de sociología estadounidenses, latinoamericanas y algunas europeas (principalmente españolas) para entender bajo qué condiciones el funcionalismo estadounidense logró dominar los paradigmas sociológicos contemporáneos.En otras palabras, en la concepción de sociología cultural de Alexander se asume que las ideas y los procesos simbólicos pueden tener un efecto independiente sobre las instituciones sociales, sobre la política y sobre la cultura misma.[15]​ Alexander distingue con fuerza esta perspectiva sociológica del marco sociológico Bourdieusiano dominante entonces, que tiende a ver los procesos culturales incrustados en las luchas de poder, y finalmente en la desigualdad material.Aquí, también, el incidente tuvo que ser narrado culturalmente y construido como un compromiso de los valores centrales de la sociedad estadounidense, convirtiendo lo que primero se pensó como un falso paso en un escándalo en toda regla.Alexander afirma que en las sociedades tribales los diversos elementos del rendimiento cultural se fusionaron estrechamente, y se emplearon en rituales colectivos en los que la tribu entera participó y sus miembros experimentaron de primera mano.En las sociedades modernas, estos diversos elementos se fusionaron (según la diferenciación de esferas de Weber) y por esta razón los actores que desean aparecer como auténticos deben recurrir a varios repertorios."Fusion", en términos de Alexander, es el momento de una actuación cuando los diversos elementos juntos generan una actuación efectiva y, en última instancia, llevan a la audiencia a la identificación psicológica con los actores.Como él lo define, la conciencia icónica ocurre "cuando una materialidad de forma estética significa valor social.[23]​ En contraste con varias sociologías de la cultura que han tendido a ver lo visual o lo material como una forma de falsedad o degradación, Alexander recurre a la noción durkheimiana de la representación colectiva simbólica para argumentar que las formas en que opera la cultura, tanto al inculcar y al recrear valores, están intrínsecamente ligadas a formas materiales simbólicas.La clave para entender la revolución, afirma Alexander, está en la estructura binaria que estos diversos actores aplicaron al régimen de Moubarak, considerándolo como corrupto y obsoleto y convenciendo al público en general de que era una amenaza para la sociedad egipcia.