Recibe tal nombre por los bordones decorativos que partiendo del pico caen en una onda a lo largo del talle semejando bigotes decimonónicos.
[1] Esta vasija tradicional, en forma de jarra, se destinaba para beber vino con comodidad gracias a su particular bico (un pico vertedor de tipo estrangulado).
[2] Dicho bico, a diferencia del de las jarras usadas para agua, se estrechaba en la base para que el vino saliera «de a pocos»; el vertido, como con los porrones debía hacerse despacio pues si se levantaba excesivamente la jarra caía el vino sobre el bebedor.
Los curiosos relieves o cordones que salen del mencionado bico tenían la función de compactar la pieza, además de su simbolismo y valor decorativo.
Algunas de estas jarras podían llevar una especie de medias bolas como si fueran ojos a los lados del bico, por encima de los bigotes.