El jaraŷ o jarach (del griego χορηγία, choregía, a través del siríaco; en árabe خراج, jarāŷ; en turco haraç), en la ley islámica, es un impuesto sobre la renta de la tierra que, inicialmente, gravaba a los no musulmanes.
Inicialmente, después de las primeras conquistas musulmanas en el siglo VII, el jaraŷ generalmente denotaba el tributo que gravaba a las provincias conquistadas y que era recaudado por los funcionarios de los antiguos imperios bizantino y sasánida o, en sentido más general, cualquier clase de tributo impuesto por los conquistadores musulmanes sobre sus súbditos no musulmanes, los dimmis.
[2] Cuando el califa omeya Suleimán I emprendió, sin éxito, una expedición contra el Imperio Bizantino en el año 717, sus finanzas estaban al borde del colapso.
Para hacer frente a estos problemas, el sucesor de Suleimán, el califa Umar II estableció un compromiso por el que a partir del 719, la tierra por la que se pagara el tributo del jaraŷ no podría transferirse a los musulmanes, que sí podrían arrendar las tierras.
[2] El jaraŷ fue aplicado en todos los territorios conquistados, desde Siria, Palestina, Mesopotamia o Egipto, hasta las tierras más occidentales como Al-Ándalus pero su forma de aplicación varió con la zona y el tiempo.