Por línea femenina era bisnieto del segundo califa Úmar ibn al-Jattab.
Después, fue llamado a Damasco por Abd al-Málik y se casó con su hija Fátima (Fátima bint Abd al-Málik).
Durante su califato procuró mantener la estabilidad de los territorios controlados en detrimento de una mayor expansión debido al miedo a una reacción del Imperio Bizantino, aunque intentó un asedio a Constantinopla en 717, fracasó en el 718, donde los bizantinos emplearon el fuego griego, que causó grandes pérdidas a los ejércitos de Úmar.
Se le recuerda como un califa moderado en sus costumbres y querido por su pueblo.
Pese a todo, se trata del único Califa Omeya cuya tumba no fue violada cuando los abbasíes se hicieron con el califato en el 750, lo cual dice mucho de sus esfuerzos gubernamentales en comparación con los demás miembros de su familia.