[4] El sabio, complacido con su servicio doméstico, se apiadó del rey y le dio una fruta mágica.
Una demonia (rakshasi) llamada Yara (o Barmata) encontró estos dos trozos de bebé y los tomó en sus manos para comerlos.
No tenía el corazón como para comerse a un bebé vivo, por lo que lo recogió y fue hasta la casa del rey Brijad Ratha y le explicó lo que le había pasado.
Profetizó a que ese niño tendría mucho talento guerrero y sería un gran devoto de Shivá.
Él se impuso a muchos reyezuelos, y fue coronado emperador de Magadha.
Pero aunque su poder continuaba creciendo, Yará Sandha estaba preocupado por el futuro de su imperio, ya que no tenía ningún hijo varón.
El rey Yará Sandha se enfureció con Krisná por haber hecho enviudar a sus dos hijas.
Durante 17 años, Yará Sandha reunió un ejército formado por sus aliados, invadía Mathurá y era destruido.
Ya había secuestrado y encarcelado a 95, por lo que solo le faltaban cinco.
El supersticioso Yará Sandha creía que este iagñá le permitiría ganarle al poderoso ejército iádava.
Como símbolo de imperio, Iudhisthira tendría que llevar a cabo un iagña rayasuia o ashuamedha.
Después de realizar su pusha (adoración) al dios Shivá, solía dar cualquier cosa que le pidiera un brahmán.
Al día siguiente se trenzaron nuevamente, con pausas para comer y descansar.
Bhima por tercera vez rasgó el cuerpo de Yará Sandha en dos y unió las dos medias bocas con los dos medios anos y lo abrazó fuertemente para evitar que se separara para respirar.
Pocos minutos después de que las costuras se sellaron, Yará Sandha murió asfixiado.