Al mismo tiempo, cuanto más exigente es la tierra con sus gentes, mayor es la generosidad que estas derraman.
Los diálogos, además, han de ser leídos con calma pues están escritos al modo en que hablan los personajes, con sus dejes y sus acentos, característica literaria que le otorga un valor añadido a la novela.
No se le escapa al lector, por otra parte, el carácter idealizado que el autor otorga a sus personajes, en los que los indios salvadoreños son la imagen pura de la nobleza humana, y en la que el elemento extranjero (dícese incluso de los habitantes de la ciudad), pero sobre todo los españoles, son la plaga que convierte al ser humano en un ser mezquino y egoísta, símbolo de todo lo malo del hombre.
Siendo un clásico en la literatura de El Salvador, está novela se llevó a formato radiofónico, en un proyecto de la Radio Clásica, realizado en colaboración con entidades gubernamentales, en el que se interesaron otras cadenas, entre ellas la Radio Deustche Welle y la RAI.
Cuenta al final del mismo con un diccionario de provincialismos y modismos utilizados.