Jaime Mendoza
Graduado como médico en 1901, Mendoza siempre se caracterizó por su faceta humanista al ejercer su profesión.[1][2][3] La experiencia le serviría como inspiración para publicar En las tierras de Potosí varios años más tarde.[1] Algunos años después, en 1911 y 1914, viajó por varios países de Europa —España, Francia, Alemania e Inglaterra— a seguir estudiando su profesión.En el senado se distinguió por intentar encontrar soluciones al problema del Chaco con Paraguay.Allí, sin embargo, encuentra una vida dura, llena de accidentes, enfermedades, vicios, injusticia y corrupción.[3] Se puede evidenciar que la intención de la novela era mostrar públicamente la explotación humana en las minas bolivianas y la existencia que debían llevar los mineros, indios en su mayoría, quienes eran sometidos a trabajos inhumanos sin pagas decentes ni garantías.[4] En las tierras del Potosí recibió críticas muy variadas.El historiador Enrique Finot consideró la obra como mediocre pero con fuerza y realismo, afirmando que era un «título antiliterario pero lleno de sugestión».[4] Se dice que es comparable por el tema e intensidad dramática, mas no por la emoción ni la altura artística, a La vorágine de José Eustasio Rivera.[7] La filosofía médica de Jaime Mendoza era consecuente con su personalidad humanista, y se considera que avanzaba hacia la sociomedicina.Ello especialmente aplicaba al campo psíquico, donde, en su opinión, las enfermedades debían ser estudiadas con un énfasis incluso mayor en factores socioculturales que biológicos.[13] Cuando estuvo en el Senado intentó pregonar allí la importancia de la salud pública, con mucha dificultad al ser el único médico.También planteó el concepto de «intoxicación moral», según el cual los traumas psíquicos producirían manifestaciones somáticas o físicas, pudiendo causar daños —incluso graves— al organismo.[13] Al igual que con el caso literario, algunas obras científicas de Mendoza no llegaron a publicarse.