Volvió a Francia en 1792, siendo elegido diputado de la Convención Nacional.Reorganizó el ejército y lo reforzó, debilitado como estaba por los incesantes ataques inútiles contra posiciones fortificadas de los españoles durante el periodo anterior.Port Vendres, defendido por 400 franceses realistas de la legión Panetier, también cayó.Escribió en sus memorias, Mémoire sur la Catalogne (1794), que siempre creyó en la anexión de Cataluña, y escribe: «Le catalan est brave, actif, laborieux, ennemi de l´Espagne.Actualmente está enterrado en Perpiñán, en un monumento en forma de pirámide.