Un júpiter caliente (plural: «júpiter calientes», «jupiteres calientes» o «jupíteres calientes»),[nota 1][1][2] ―también llamado planeta pegasiano o pegasidio― es una clase de planeta extrasolar cuya masa está cerca de (o excede) la de Júpiter (1,9 × 1027 kg), pero a diferencia de nuestro sistema solar, donde Júpiter orbita alrededor del Sol a 5 UA, los planetas del tipo júpiter caliente lo hacen unas 100 veces más cerca de sus estrellas madres (alrededor de 0.05 UA).
Un júpiter caliente está aproximadamente ocho veces más cerca de su estrella que Mercurio del Sol.
En todos se observa que sus períodos orbitales son de solo unos días terrestres.
Esto hace que sea más probable lograr detectarlos por los métodos de tránsito astronómico y velocidad radial que planetas con órbitas más lejanas, como Júpiter (que tiene un periodo orbital de más de 11 años), ya que con estos habría que realizar observaciones sobre sus estrellas madre por muchas décadas, antes de detectar, por ejemplo, la periodicidad en las caídas de intensidad luminosa.
[8] Se ha investigado si estos planetas podrían tener lunas como sucede con Júpiter y Saturno, mostrando los cálculos no solo que la esfera de Hill de estos mundos es muy pequeña, por lo que tales satélites deberían orbitar muy cerca, sino también que las fuerzas de marea ejercidas por la estrella ―que frenan la rotación del planeta― y otros fenómenos harían que no duraran mucho tiempo antes de ser destruidas sus órbitas, existiendo tales lunas tanto más tiempo cuanto menor fuera su tamaño y cuanto más lejos estuviera el planeta de su estrella, de modo que los satélites estables de aquellos mundos de órbita más cerrada tendrían el tamaño de asteroides pequeños[9] Aunque hasta la fecha no se haya encontrado ninguno, se considera que los planetas de este tipo también podrían hallarse orbitando alrededor de estrellas como gigantes rojas a distancias similares a las de Júpiter en el sistema solar, siendo jupiteres calientes en tal caso debido a la elevada irradiación que reciben de sus estrellas incluso a tales distancias por el gran brillo de ese tipo de astros, y se piensa que el propio Júpiter será un júpiter caliente en un futuro lejano, cuando el Sol se convierta en una gigante roja.