Allí conoció a Manuel mientras le escuchaba hablar de remotos y exóticos países.
[2] Un mes después de la boda, el grupo abandona Vitoria rumbo a Cádiz para embarcar en el vapor África.
Con alguna excepción como, por ejemplo, la de Samuel White Baker —explorador británico del río Nilo— apenas existían exploradores que aceptasen incluir a sus mujeres en sus aventuras y menos que estas realizasen trabajo de campo como hicieron ellas con algunas anotaciones meteorológicas.
Este era el lugar que habían elegido como base de operaciones para sus exploraciones en el país del Muni.
Por ese tiempo Isabel guardaba celosamente un secreto, estaba embarazada, circunstancia conocida únicamente por su hermana, quien le procuró todos los cuidados que la futura madre necesitaba.
Para su decepción nadie les esperaba en el puerto andaluz, ni siquiera la prensa se hizo eco de su paso por la ciudad.
La familia Urquiola recibió al viajero con gran frialdad negándole incluso un dinero que le debían.
Hacía dos años que habían regresado de África y las cosas no mejoraban.
Al igual que su hermana Amalia, el pequeño tenía una salud delicada y padeció en su infancia bastantes enfermedades.
Tenía veintiún años y al parecer fue un suicidio provocado por las insufribles fiebres que padecía.
Isabel, más abatida que nunca, se aisló en su propio mundo y apenas salía de casa.
Isabel murió pocas semanas después a la edad de cincuenta y siete años, olvidada por todos.