Su diseño seguía los planos del antiguo navío Soberano (botado en 1771 como San Pablo[1]) y su coste ascendió a 3 590 446 reales[2].
Por aquellas fechas, los buques de vapor ya se comenzaban a utilizar cada vez más en las Armadas.
El mismo año el navío Reina Doña Isabel II se habilitó como buque escuela de cabos de cañón y marinería, labor que había realizado anteriormente su buque gemelo.
En 1864, debido al mal estado de su casco, fondeó en Cartagena.
Tras su etapa como Academia, fue convertido en pontón (fue desarbolado en 1867), y en estas funciones se convirtió en prisión durante la Rebelión cantonal, encerrando en él los cantonalistas a los prisioneros tomados en Orihuela.