En 1619, dos años de su muerte, Francisco de Sales, revisó y completó el texto que había publicado en 1608; en ese momento el libro había tenido ya una amplia difusión y traducido a varios idiomas.
[2] En 1618, se publicó en Bruselas una traducción al español, realizada por Sebastián Fernández de Eyzaguirre.
[5] Esa versión fue repetida veces reeditada durante el siglo XVIII, siendo la más difundida hasta la nueva traducción realizada por Pedro de Silva, publicada en 1808.
[5] Desde ese momento la versión de Silva ha sido la más difundida, aunque posteriormente se han publicado en español, diversas traducciones.
Ya en el tercer capítulo del libro, el autor afirma: Además trata de hacer amable y atractiva la práctica de la devoción, transmite de este modo su propia experiencia espiritual en la que unía la amabilidad en el trato, la comprensión hacia los demás, con la exigencia en su propia vida y la firmeza en la fe.