Innovación educativa

Para que sea considerada innovación así mismo, el proceso debe responder a necesidades, debe ser eficaz, eficiente, sostenible en el tiempo y sus resultados, transferibles más allá del contexto donde hayan surgido.

[2]​ Jaume Carbonell entiende a la Innovación Educativa como un[3]​"...conjunto de ideas, procesos y estrategias, más o menos sistematizados, mediante los cuales se trata de introducir y provocar cambios en las prácticas educativas vigentes.

La innovación no es una actividad puntual sino un proceso, un largo viaje o trayecto que se detiene a contemplar la vida en las aulas, la organización de los centros, la dinámica de la comunidad educativa y la cultura profesional del profesorado.

Porque la innovación apela a la subjetividad del sujeto y al desarrollo de su individualidad, así como a las relaciones teoría práctica inherentes al acto educativo..." (Cañal de León, 2002: 11-12), Gairín Sallán ha propuesto que las innovaciones que debemos potenciar son las que plantean el cambio con una mejora, y lo orientan a producir transformaciones reales con incidencia en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Innovar no es solo generar cambios en la práctica docente, sino, sobre todo, cambiar los valores, las creencias, y las ideas que fundamentan a acción del profesorado y del alumnado.

"[4]​ La innovación o el cambio educativo responden a un enfoque pedagógico y metodológico.

Para Jesús Salinas Ibáñez, innovación no siempre es sinónimo de investigación.

En la investigación, la respuesta al problema implica generación de conocimiento (teorías, modelos, ideas, materiales…).

Factores habilitantes para la innovación educativa: En este sentido, pueden enumerarse los factores que promueven la innovación, a saber: Con respecto al rol docente en la innovación tecnológica, Juana Sancho (1994) distingue dos posturas extremas en torno a las que se suelen alinear los profesionales de la educación: tecnofilia y tecnofobia.

Según De la Torre,[24]​ la formación del profesorado tiene una gran repercusión en toda la educación, ya que los y las docentes son agentes de cambio, y no se producirá ningún cambio en la enseñanza sin la participación del cuerpo docente.

La innovación educativa debe basarse en prácticas fundamentadas y, a su vez, ser evaluada por la investigación para seguir generando conocimiento en este campo.

Recién ahí se puede decir que la propuesta educativa de cambio es eficaz.

Así, el autor plantea una serie de preguntas orientadas a su redefinición.

¿Qué aprendizajes harán que todos quieran llegar y quedarse hasta el final de la escuela secundaria?