En los años treinta, muchos trajeron a sus esposas de Japón, mientras otros se casaron con mujeres locales, una distinción que a menudo dividió la comunidad étnica.
Los apellidos de los japoneses inmigrantes en Bolivia fueron distorsionados debido a la difícil pronunciación y escritura en español.
Cabe recalcar que varios están mal escritos y muchas personas no saben de su ascendencia.
Con la excepción de veintinueve deportados a los Estados Unidos, la Segunda Guerra Mundial tuvo poco impacto en la vida de los residents nikkei en Bolivia, especialmente porque el gobierno no adoptó medidas anti-japonesas.
Con la ayuda financiera del gobierno japonés, se establecieron la Colonia Okinawa y la Colonia San Juan de Yapacaní; las dos colonias formaron comunidades diferenciadas con identidades separadas - una okinawense y la otra japonesa - que actualmente están en transición desde los inmigrantes a las generaciones nacidas en Bolivia.