Injerto de piel

La regla general es que cuanto más grueso sea el injerto, menor serán la contracción y la deformidad.

Como las células se extraen de la misma persona, no son rechazadas por su sistema inmunológico.

Con todo, puesto que estas láminas son increíblemente delgadas (del espesor de apenas unas pocas capas de células), no son resistentes al trauma y la "toma" suele ser menor del 100%.

Procedimientos de injerto más recientes combinan el CEA con una matriz dérmica para mayor soporte.

Se están investigando las posibilidades de combinar la CEA y una matriz dérmica en un solo producto.

Para mantenerlo en su sitio se emplean unos cuantos puntos pequeños o grampas quirúrgicas.

Durante las siguientes 36 horas, vasos sanguíneos nuevos empiezan a crecer desde el área receptora hacia la piel trasplantada en un proceso llamado inosculación capilar.

Para evitar que se acumule líquido por debajo del injerto, lo que puede evitar que se fije y revascularice, el injerto con frecuencia se enmalla haciendo cortes cortos e interrumpidos en filas, cada uno de unos pocos milímetros de longitud, y cada fila desplazada media longitud como si fueran ladrillos en una pared.

Sin embargo, esto produce una apariencia guijarrosa después de la curación que puede llegar a verse menos agradable estéticamente.

Para prevenir esto, la persona que recibe el injerto debe por lo general ser tratada con medicamentos inmunosupresores en el largo plazo.

También debe monitorearse el injerto para asegurarse de que haya buena circulación.

Área donante del injerto de piel dividida 8 días después de que se tomó la piel