[1][2][3] A nivel comercial esta ampliamente difundido el uso de incubación artificial para criar gallinas, pavos, patos y codornices.
La regulación de la temperatura es el factor crítico para una incubación exitosa.
Los mejores resultados son cuando los huevos se colocan con su extremo más aguzado apuntando hacia abajo y se los voltea diariamente con regularidad (por lo menos tres veces por día) hasta uno a tres días antes de que hagan eclosión.
Si no se voltean los huevos, el embrión en su interior puede adherirse al cascarón y puede desarrollar defectos físicos.
Las incubadoras caseras son cajas con capacidad que varía entre 6 a 75 huevos; por lo general son alimentadas eléctricamente, pero antiguamente eran calefaccionadas con una lámpara de aceite o parafina.