Más tarde, ese mismo día, el Ejército Imperial Japonés con algunos voluntarios de Manchuria lanzaron un ataque masivo para retomar la aldea.
Las fuerzas japonesas consistieron en diez vehículos blindados y docenas de aviones de combate, que bombardearon la aldea durante la noche.
Los mongoles fueron masacrados y apenas causaron daño a los japoneses, ya que se vieron obligados a retirarse.
Una cuarta parte de su fuerza inicial murió junto con dos oficiales y su comandante.
También murieron tres asesores soviéticos, lo que generó tensiones entre ambas naciones.