Su esposa, la patriota Ana Betancourt, fue capturada por el enemigo en 1871.
Se encontraba enferma y fue desterrada de Cuba, para no volver hasta finalizada la guerra.
Ignacio y Ana nunca más volverían a verse.
Ana Betancourt regresó a Cuba tras el fin de la guerra y pudo recuperar el diario de su difunto esposo.
Falleció de enfermedad en Madrid, España, en 1901, mientras planeaba regresar a Cuba, ya independiente para ese entonces.