La edificación está hecha de madera y chapa, típica del extremo sur argentino.
Fue el primer lugar estable y público de culto católico en Ushuaia, y el primero en contar con un sacerdote residente, pues hasta entonces se oficiaban misas en forma esporádica, a cargo de sacerdotes visitantes.
Su concreción se debió al impulso de los padres José Fagnano (Párroco de Patagones) y José María Beauvoir (primer sacerdote salesiano que llegó a Ushuaia), y al apoyo institucional de los gobernadores Mariano Cornero (1890 -1893) y Pedro Godoy (1893-1899).
[4] En la misma manzana fue construido el Colegio Don Bosco, incluyendo un gimnasio.
[5] Se encaró posteriormente la reconstrucción de la primitiva parroquia, siguiendo los planos originales.